martes, 28 de agosto de 2012

Miedo de nuevo...


Miedo que preferimos ignorar, enterrándolo bajo besos y caricias nuevas, bajo toneladas de endorfinas y otras drogas que nuestro cerebro produce ante la inminencia de un nuevo amor.
Porque nuestro cuerpo es sabio y nos protege, ante las alarmas tiene la capacidad de buscar y encontrar nuevos estímulos que nos distraen, que entretiene la mente al más puro estilo Escarlata “Ya lo pensaré mañana”
Perderle el Miedo a esa Soledad es uno de los grandes aprendizajes que he vivido. No me gusta estar sola, lo he dicho y lo repetiré, no me gusta no tener a nadie con quien hablar, con quien reír, a quien llorar…y no es así. Esa es la gran diferencia, que cuando abres los ojos para mirar a tu Miedo, descubres que, justo detrás, hay gente que te quiere, que se preocupa por tí, que te escucha y te consuela, que te habla y te regaña, que junta tus pedazos y te ayuda a pegarlos. Personas que te aman a pesar de lo bien que te conocen, que saben lo maravillos@ que eres, que te dan dos golpesitos cuando te pasas y un aplauso cuando lo logras, sea lo que sea.
Que no estas sola...

Pero para darte cuenta de todo lo que tienes, tienes que dejar todo lo que crees que tienes. Soltar la tabla a la que te aferras, dejar que las olas te traguen, estar con tu Soledad y hacer amigos, escuchar todo lo que tienes que contarte, limpiar todas las lágrimas que has ignorado, recordar todas las risas que te han alegrado, decir adiós a lo que ya no sirve y caminar sin pesos, sin capas, sin máscaras, sin mañanas, sin ayer, solo hoy.
Solo Tú.
Solo Yo.
Disfruta de tu Soledad si te atreves, y sé feliz.